martes, 14 de abril de 2015

CULTURA - SEVILLANOS

Personajes sevillanos
(Por: Benjamín Bentura Remacha)

Y puestos a rememorar hazañas de personajes sevillanos en estos días de efervescencia sevillista o bética, según los colores de cada cual, recordar a otro personaje del lugar que se llamaba Alberto Hoyos y al que después de la publicación de una esquela con la falsa noticia de su fallecimiento se le conocía por “el muerto vivo”.

Tenía un colmado cerca del convento de la Caridad, donde los cuadros tétricos de Valdés Leal, y se acordaba de la vecinita del piso de arriba que llamaba a la policía cuando no podía dormir por el ruido de los clientes de su establecimiento. Fue apoderado de Carlos Romero “Periquito” y protagonista de episodios picarescos como el de pedirle veinte duros a su poderdante “para entrenarse” o beber agua gorda en la fuente que había junto al edificio de Correos de la Cibeles y llamarle “champan de acequia”.

Se paseaba por Madrid con un abrigo de cuello de terciopelo y, si había suerte, se colaba en la inauguración de una zapatería o en la exposición de un artista conocido.

Tenía buen porte y sabía consumir los canapés con elegancia. Publicó un libro de poesía y fue por un corto espacio de tiempo coapoderado de Manuel Benítez “El Cordobés” con José Morales Mingorance, hijo de “Ostioncito” y apoderado de Dámaso Gómez y unos hermanos rejoneadores, los López Chaves.

Se casó con la hermana, Lolita. Manuel Benítez les prohibió que organizaran novilladas por su cuenta y no le hicieron caso. La novillada hubo de suspenderse por lluvia y los gastos, a la postre, se los pidieron al de Villalobillos. Fueron despedidos al instante. La lucha por la vida.

La primera no es tal curiosidad, es el recuerdo de un gran acontecimiento: la alternativa de Antonio Bienvenida el 9 de abril de 1942. Fue en Madrid con su hermano Pepe de padrino y de testigo y con el toro cárdeno “Cabileño” de la ganadería de Miura, corrida remendada con un toro de Tovar. Unos meses después, en Barcelona y el 26 de julio, el toro “Buenacara” de Ignacio Sánchez, al ejecutar Antonio (Don Antonio) un pase cambiado con la muleta plegada, le produjo una gravísima cornada en el vientre que frenó en seco su brillante trayectoria. Antonio fue un hombre de mala suerte.

Siempre que le tocaba un toro le hería gravemente, hasta que una vaca de Amelia Pérez Tabernero le produjo la voltereta mortal en octubre de 1975, hará 40 años. Sin embargo, su hermano Pepe, en su dilatada vida torera, sólo visitó una enfermería, la de Pamplona, por un leve golpe. Pero, al final, fue a morir en la enfermería de la plaza de Acho de Lima al sufrir un infarto en la ejecución de un par de banderillas, suerte, con la estocada a recibir, en la que era un consumado maestro.

Otro aniversario celebramos el día 8 de este mes de abril, el de la  muerte de Rafael Molina y Martínez, sobrino de “Lagartijo el Grande” (es lógico que, al usar el mismo apodo que su ilustre pariente, añadamos lo de “el Chico” para salvar el equívoco). Fue un buen torero, con “solera” cordobesa y conocimientos técnicos, pero abúlico y enfermo. Un toro de Miura, en la corrida real que, con la presencia de Alfonso XIII, se celebró en Zaragoza el 14 de mayo de 1908, le produjo varios varetazos en el pecho y aseguran las crónicas de aquellos tiempos que, como consecuencia de aquel doloroso trance, se le acentuó la tuberculosis que sufría y falleció en su Córdoba natal (16 de julio de 1880) el 8 de abril de 1910.
Luego hubo otro “Lagartijo”, también cordobés y sobrino de “Manolete”, un “Lagartija”, dos “Lagartijillos” y un “Lagartito”, este de Belchite y con ciertas habilidades toreras y mucha simpatía personal. Acabó su vida como ganadero y empresario de festejos menores y murió en Zaragoza el 21 de junio de 1966. Se llamaba Francisco Royo Turón y era hijo de “El Lagarto”.  Lógico. Dos hermanos de Paco Royo, José y Eduardo, “Lagartito II” y “Lagartito III”,  también se iniciaron en la carrera taurina pero no pasaron del escalafón novilleril.      

No hay comentarios.:

Publicar un comentario