martes, 14 de abril de 2015

CULTURA - MIKAELA

MIKAELA, CON K Y DE TRIANA
Por: Benjamín Bentura Remacha

Leo a Ignacio Ruiz-Quintana con regusto e interés aunque a veces no me entere de lo que dice y de quienes son sus inspiradores. Pero tiene buen gusto y casi a diario propone citas relacionadas con el mundo del toro.

El otro día, sin ir más lejos, hablaba de Pepe Brajeli y de que había sido apoderado de Curro Romero. Y puede que fuera su primer apoderado. Lo que ocurre es que el señor Brajeli se lo cambió al señor Moreno por una gabardina y una motocicleta y encima se enfadó con el de Camas y en un bar que tenía cerca de la Plaza Nueva no puso ni una sola fotografía del “Faraón”.

Esto del “Faraón de Camas” se le ocurrió al siguiente apoderado, Diego Martínez, con la colaboración del crítico Gonzalo Carvajal, que también fue el autor del sobrenombre del otro fenómeno camero, Paco Camino, “El Niño Sabio de Camas”. Tuvo suerte este lugar de la provincia de Sevilla con estos dos toreros tan dispares pero tan fundamentales en la historia de nuestra Tauromaquia.
Romero, Camino, el polvo del camino está secando el romero  y ¡Curro, ya llegará el verano! Lo decía Paco con sinceridad: “Hay tardes en las que no puedo con él. Pero ya le cogeré”. Y ambos, siendo tan diferentes, pueden ser ejemplos de lo que es al arte de torear. No sé si antes o después de Martínez, a Curro le apoderó Antonio Márquez, su suegro, el marido de la Piquer; luego, Manolo Cano, que había sido socio de Diego Martínez; después, Antonio Ordóñez y Domingo Dominguín, Camará en dos oportunidades y, al fin, Manolo Cisneros, torero de cristal y zaragozano.

Brajelí también fue representante de Mikaela, con K. En realidad se llamaba Micalea Rodríguez Cuesta y nació en Triana en 1935. Buena figura, alta, armoniosa, morena de inquietos ojos brillantes y un lunar cerca de la boca. Miguel Ángel Asturias la retrató en verso: “Mikaela/la del color avellana/la morisca, la gitana/la española sevillana…/Mikaela/la de Triana/ artista porque lo mana/ y porque le da la gana…/Mikaela, la de Triana…” Y parece que fue Alberti el que le cambio la c por la k.
La primera que cantó a García Lorca con la Orquesta Sinfónica de Madrid dirigida por Rafael Ibarbia y a Rafael Alberti, con la Sinfónica de Barcelona, la colaboración de Alfredo Mañas, la dirección de Antón García Abril y la presentación del poeta José Hierro. En México, León Felipe y “La luna y el toro”, Bobby Deglané en “Cabalgata Fin de Semana”, “Doce Cascabeles”, “Coplas de Luis Candelas” y “¡Eh, toro!” Y el cambio de los vestidos de faralaes por los elegantes modelos de Pertegaz.

Personalmente, la recuerdo en Pamplona con pantalón y camisa blancos, faja y boina rojas y cantando jotas navarras.

Empezó con Lolita Benavente, Amalia Molina y Luisita Esteso y desde Barcelona, donde las había enviado  Brajeli, llamó a su mentor solicitando ayuda económica y le contestó que “para qué querían el hermoso décimo de su cuerpo, que se lo vendieran”. Por entonces actuaba con el nombre de “Rocío del Carmen” en el espectáculo de “El Príncipe Gitano” y su hermana Dolores Vargas “La Terremoto”, aunque se vislumbraba que, con el tiempo, iba a cantar a Falla, Albéniz, Turina, Granados y Pablo Luna y que actuaría  en la coronación del Sha de Persia en Teherán. Murió de leucemia en 1991.

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